Mi amiga la IA, una película mal contada
La inteligencia artificial (IA) se ha vuelto una compañera constante para muchos profesionales creativos: guionistas, diseñadores y marketers la usan para escribir, generar imágenes o planificar estrategias. Pero, con tanto tiempo trabajando juntos, es fácil empezar a verla como una amiga. Este artículo advierte sobre ese riesgo, especialmente para los solitarios como los guionistas, y explica cómo mantener la claridad para no cruzar límites emocionales con una herramienta que, al final, no es humana. La IA es increíblemente útil. Puede sugerir líneas de diálogo, crear concepts art o redactar textos promocionales en minutos. Sin embargo, tras horas de interacción, su tono amigable y respuestas rápidas pueden hacer que la tratemos como algo más que una máquina. Imagina un guionista que, tras días sin hablar con nadie, le agradece a la IA por "escuchar" sus ideas. No es raro: somos humanos y buscamos conexión. Pero la IA no siente ni entiende; solo simula. Confundirla con una a...